Para la civilización griega, la existencia de la civilización aflorada en Creta durante el segundo milenio antes de Cristo, era una leyenda, a pesar de los numerosos textos contemporáneos que trataron de dar una base histórica y real a dicha época. La población griega sabía de su esplendor y existencia por una famosa fábula en la cual se narraba la vida de Minos, un rey poderoso, hijo de Zeus y Europa, cuyo imperio se extendió por la cuenca del Egeo. Así pues, la civilización que los Griegos consideraban una simple leyenda, posteriormente confirmó a los Minoicos, como la primera gran civilización europea.
Previa a la civilización griega, la civilización minoica fue una cultura perteneciente a la edad de bronce, cuya raíz está inscrita en los orígenes del mundo Egeo. Desarrollada en el 2000 ac, por su antigüedad y magnificencia es considerada como la primera gran civilización europea, siendo ejemplo de ello sus insólitas construcciones palaciales, así como su exquisita artesanía. Si bien su existencia durante años fue una mera conjetura, la arqueología moderna, consiguió devolverla al mundo.
Gracias a su dominio de los mares y a su matrimonio con Pasifae, la mitología cuenta que el rey Minos, despertó los celos de Poseidón, Dios del mar, el cual engañó a Pasifae para que engendrara un Minotauro. Minotauro el cual Minos oculto en un laberinto, dando así lugar a la famosa leyenda del Minotauro de Creta. Creta declaró guerra a Atenas, en venganza, e impuso un macabro tributo para el Minotauro. Anualmente, el pueblo ateniense debería enviar 7 hombres y mujeres para alimentar a la bestia.
Con la llegada de Teseo, Atenas se libró del yugo de Minos, gracias a hija de éste, al encontrarse la joven, enamorada de Teseo, la cual le entregó la espada con la cual matar al Minotauro, y un ovillo de hilo para poder salir del laberinto, una vez finalizada su misión. A pesar de que la base histórica de la leyenda sea cuanto menos discutible, la escena de Teseo y el Minotauro se encuentran en muchas obras arquitectónicas de la civilización, siendo esta una de las mejores formas de documentar las costumbres del pueblo que en su día experimentó un fuerte desarrollo cultural, económico y comercial.
Gracias a las estructuras aún restantes, y a sus alegres frescos, podemos saber que los minoicos no fueron un pueblo guerrero, no usando nunca las armas para extender sus dominios, sino que lo hacían a través del intercambio pacifico de sus mercancías, comerciando tanto con material primas del pueblo cretense, rico en minerales como recursos naturales. Estos fueron extraordinarios comerciantes gracias a sus amplios conocimientos de navegación, comerciando activamente con los pueblos de islas vecinas y Egipto dada su relativa facilidad a la hora de llegar hasta el delta del río Nilo. Gracias a su actividad comercial supuso el nacimiento de ciudades importantes tales como Cnosos y Faistos.
Tal y como hemos podido observar, la historia de las civilizaciones a menudo están adornadas con mitologías y creencias las cuales dificultan comprobar cuánto de lo que sabemos es verdad o no, lo que dificulta su estudio y comprensión pero, ¡No tienes que hacerlo solo!
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