Para contar correctamente la historia del México Prehispánico, es necesario llevar a cabo saltos en el tiempo que nos permitan hablar tanto de los viejos como de los nuevos reinos, así como aquellos que iniciaron la grandeza o las que lo perfeccionaron. Así pues, a la hora de hablar de los mexica, nos referimos al gran último imperio prehispánico el cual heredó la cultura tolteca, los considerados maestros de las artes del México antiguo, influenciados en gran medida por la cultura olmeca, la madre de la totalidad de los pueblos nativos de Mesoamérica.
La cultura olmeca fue la primera gran civilización asentada en México, siendo nombrados por los mexica como los habitantes de la región del hule, por lo que a día de hoy es un misterio el nombre con el que ellos mismos se designaron. No obstante, esta civilización se adelantó a su tiempo, siendo los primeros en construir grandes ciudades y explorar profundos conocimientos de elevada importancia intelectual para los reinos que sobresalieron después.
Esta civilización se desarrolló en torno al año 1200 A.C. Viviendo su decadencia en torno al año 400 A.C., habiendo sido todo desarrollado en el sureste del estado de Veracruz y Tabasco, ambos estados costeros con un clima predominantemente húmedo. Tal y como sucedió con los toltecas, al hablar de la cultura olmeca, se dan a entender dos realidades. Por un lado, la realidad de un pueblo o reino de la costa del Golfo de México. Por otro lado, como un estilo artístico plasmado tanto en esculturas como en diversos objetos desde Jalisco hasta Costa Rica, pudiendo deberse a la amplia red de comercio que se configuró en dicha época.
Ejemplo de su estilo artístico es la ciudad de La Venta, en la cual predomina la asimetría con orientación Norte-Sur, los basamentos piramidales escalonados y grandes plazas, siendo prácticamente la primera civilización que lo hizo en toda Mesoamérica. Así pues, las enormes cabezas olmecas como las diversas representaciones de los jaguares localizadas en sus asentamientos nos muestran una concepción del arte totalmente distinta a las posteriores culturas.
Tal fue la influencia de la cultura olmeca que es conocida como la cultura madre, siendo prácticamente un hecho que las bases filosóficas, matemáticas, religiosas, urbanísticas y astronómicas fueron sentadas por esta apasionante cultura. Ejemplo de ello puede ser como la orientación y organizaciones de las ciudades, el culto del jaguar, se encuentra presente en la gran mayoría de las culturas mesoamericanas, así como el juego de la pelota siendo un deporte ritual perteneciente a la cultura olmeca siendo la representación de los designios de los dioses en la tierra.
Por otro lado, a la cultura olmeca también se les atribuye la creación de la epigrafía y escritura, la invención del “cero” como valor numérico, así como la creación de calendarios que fueron posteriormente perfeccionados por la cultura maya. Finalmente, entre los grandes aportes de la cultura olmeca a la historia nos encontramos con que fue la primera cultura que desarrolló una escritura a base de glifos, y que llegó a conocer la vulcanización 1500 años antes de que Goodyear la comercializara.
¿Interesante, verdad? Todo esto y mucho más cubrirá nuestro curso de Civilizaciones de la América Prehispánica, en la que presentamos las diferentes culturas existentes en el Nuevo Continente antes de ser subyugadas por la Corona española, su localización, su historia no escrita y su anterior extinción.
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