Todas las personas adultas que han llegado a la madurez han pasado por crisis importantes en sus vidas que les habrán llevado a realizar cambios. Las personas que han logrado mantener la salud física, cognitiva y social, han hecho adaptaciones para conservar su calidad de vida y bienestar, otras en cambio, no han conseguido superar con éxito las crisis.
Las personas que tienen recursos psicológicos que ayudan a aceptar los cambios psicosociales y físicos de su vida conseguirán involucrarse en los aspectos y actividades más importantes para ellos y evitarán estados afectivos negativos, como la autocompasión, la ira o la depresión.