Respuestas de foro creadas
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Espero que no te pasara como a mí: que me quedé prendado de la Arcadia feliz cuando, siendo muy joven, fui atravesado virtualmente por el título del primer capítulo de “Retorno a Brideshead”, de Evelyn Waugh: “Et in Arcadia ego”. Andando el tiempo entendí el significado profundo de este gran dicho clásico. Y sí: las respuestas a tus dudas están formuladas en tus propias preguntas. Sólo que quizás hoy te decepcionaría un tanto perderte en la Arcadia actual, en el Peloponeso griego, regada por el río Alfeo (el mismo que baña las ruinas de Olimpia). Un paisaje al que los levantinos estamos habituados. Yo creo que te impresionaría más el aspecto actual de la otra Arcadia griega, no tan mediática, pero igual de mítica y cantada también por Virgilio: el legendario Valle del Tempe (el verdadero, porque hay muchos “Tempes” en su honor por todo el mundo). Al norte de Atenas, en Tesalia cerca del Olimpo y de Larisa. Pero, claro, teniendi tú “your own private Arcadia” nada menos que en Benasque… 😊
Los ingenieros que desaconsejaron abrir el canal de Corinto a finales del siglo IV a. C.
Jo, qué buena investigación. Al menos Hécuba tiene, junto a su Políxena, un sitio privilegiado en el mega-circuito internacional de masas turísticas aborregadas: comparte con el “Perseo” de Cellini el insigne espacio escultórico de la Loggia dei Lanzi. Junto a la Señoría y los Uffizi florentinos. Ahí es nada.
Era el sueño imposible de los navegantes griegos de la Antigüedad. Cuánto suspirarían por el canal: como que les salía a cuenta a las tripulaciones cargar en peso las naves y llevarlas por el Istmo (porque el istmo de Corinto es simplemente “el Istmo”) hasta echarlas por fin a las aguas del mar Egeo, antes que tener que bordear todo el Peloponeso. Imponente, por cierto, esa “Medea en Corinto”, como todo lo que evoca aquella mítica ciudad.
Vaya, supera el tamaño. Lo incluyo entonces con el material de la próxima sesión del miércoles: la sesión VI 👌
Lo has captado al vuelo, Olga. Une a todo, encima, la multitud de tradiciones y de versiones que acumula cada mito y cada héroe o heroína, algo en lo que ya veis que vengo insistiendo y que vuelve un tanto arduo el estudio de la mitología; pero a la vez le confiere su exclusivo encanto. Por ejemplo, Hermíone: por un lado tienes “la versión del director” (Homero, evidentemente 😄 ); por otro la algo distinta de los trágicos (Sófocles y Eurípides básicamente); y luego las afirmaciones de los mitógrafos. Cualquiera diría que la vieja tradición poética de origen oral mide los tiempos con los relojes blandos de Dalí… Pero no tanto. En un PDF adjunto os aporto un artículo más bien breve del fallecido catedrático de Santiago de Compostela Antonio López Eire (yo tuve la suerte de oírle en persona siendo estudiante, y era simpático a más no poder), que combina magistralmente la precisión científica con la amenidad. Cuidado si abrís en el móvil, que está escaneado a doble página.
Por cierto, Dola, mira cómo arranca este artículo de ayer:
https://www.abc.es/cultura/libros/abci-laura-revuelta-homero-no-mujer-202205201317_noticia.html¿Pero es que duda alguien del destino que le cabe a la sufrida Briseida en su nueva vida en Lérida? Va a haber que visitar acaso el oráculo de Delfos para averiguarlo, en lugar de estar escrito en su irresistible “fatum”? ¡Mezzosoprano en el Liceo y el Palau de la Música Catalana, especializada en óperas, operetas y zarzuelas de ambiente griego (como la “Briseida” de Rodríguez de Hita y don Ramón de la Cruz). Y una vez al año, gira internacional: a ver si no quién va llenar el inmenso hueco que ha dejado en la Lírica la marcha al Elíseo de Teresa Berganza… Y la que ahora tiene el papel legal de Briseo, que se estire un poco, caramba, y lleve a la heroína a clases de canto al ESMUC de Barcelona pagadas al contado… 😄
Magnífica elección, Olga. Sverker Arnoldsson es un “crack”, y entre los extranjeros que han buscado la ecuanimidad y la reparación por tantos infundios injustos vertidos sobre la Historia moderna de España, está al nivel de un Philip Powell (“Árbol de odio”) o, ya entre los vivos, de un Stanley G. Payne. Respecto de Elvira Roca –que seguro que sabéis que ha cosechado un éxito de público nunca visto para un ensayo y que es profe de Latín de instituto como yo 😊– debo destacar su simpatía, su agudeza, los reflejos como polemista y la bondad que emana de su perpetua sonrisa. Pero considero su “Imperiofobia” como una obra desordenada, confusa, pretenciosa, llena de lamentables lagunas, errores y contradicciones. Para mí es imposible e insoportable de leer, pero nunca dejaré de agradecer a Elvira el servicio que ha hecho a la causa de la búsqueda de la verdad.
Yo me quedaría con la primera expresión que has empleado Olga: leyenda o leyendas negras. Porque a pesar de que ‘mitos’ puede incluir también visiones superficiales y negativas, al tratarse de narraciones (“mythos” en griego significa ‘cuento’), no lleva necesariamente de suyo la connotación ‘fabricados con intención bélica, propagandística o meramente denigratoria’ que es indudable que tiene la “Leyenda Negra” felizmente bautizada así por Julián Juderías a principios del siglo XX.
Yo esto lo resolví un verano de hace muuuuuuchos años en que me harté de ir a montajes teatrales donde, según la prensa ágrafa y bobalicona, el santón de turno endiosado por las fuerzas vivas de turno daba “una lección de Historia”, y luego veías el peor bodrio de adaptación de un clásico. Entendí que –siempre– se trataba de mediocres que, incapaces de jugársela con algo original necesitaban ponerse a la sombra de un genio del pasado para poder presentar sus lamentables “boutades” y bagatelas. Algo parecido pasa con Butler, su discipulo Robert Graves y su loca pretensión de “La hija de Homero”. Que si a ellos se les perdona todo por provenir del Parnaso de los poetas, no cuela que el año pasado los medios nos traigan lo mismo pero envuelto en pretensiones ‘científicas’ porque quien lo remoza se presenta como profesora de Fisiología de la Universidad de Sevilla que realmente cree que basta con eso para doblegar siglos de filología clásica ahora que está jubilada y le sobra el tiempo. Me refiero a Carmen Estrada y su esperpéntico ensayo sobre la condición femenina y feminista de Homero titulado “Odiseicas”, que por cierto, los medios ya han olvidado (y que, por cierto también, si supiera el jocoso sentido que en Mu, Aragón, Navarra y otras regiones conlleva el sufijo -icas, me temo que habría buscado otro título 🙂
Excelente crítica de la película “Troya”, Olga; film que yo también aprecio, a pesar de que, como tú, me sorprenden los ‘arreglos’ con los que los guionistas despacharon determinados aspectos de la historia que nos había legado la tradición. Como la propia reflexión que aportas sobre la supuesta envidia de los dioses hacia los mortales. Es posible que en algún recoveco de la gran literatura clásica se sugiera algo parecido, pero me inclino a pensar que en este caso estamos ante otra brillante ocurrencia del equipo cinematográfico (que en las grandes producciones cuentan con guionistas y escritores muy listos). Porque –en general– los griegos eran pesimistas respecto de la vida (muy dura en un entorno geográfico materialmente poco generoso) y el destino humanos. Para ellos, por desgracia, era mejor no haber nacido; y pensaban que aquél a quien los dioses aman muere joven.
